Ministerio Grano de Trigo

Leer en línea el libro
Venga Tu Reino


Venga Tu Reino

UNA PUBLICACIÓN DE MINISTERIO “GRANO DE TRIGO”

Escrito por David W. Dyer

ÍNDICE

Capítulo 1: Venga tu reino

Capítulo 2: Los dos "reinos"

Capítulo 3: Una breve cronología

Capítulo 4: El día del Señor

Capítulo 5: En el comienzo

Capítulo 6: El fracaso del hombre

Capítulo 7: El reino de Dios está entre vosotros

Capítulo 8: "Señor, Señor"

Capítulo 9: Una recompensa justa

Capítulo 10: Perdón y juicio

Capítulo 11: El hijo varón

Capítulo 12: Viviendo en la victoria

Capítulo 13: Obras de fe

Capítulo 14: Una palabra de aliento

Conclusión


Introducción

El libro que está a punto de leer tiene importantes con- secuencias teológicas y prácticas. De hecho, sus consecuencias son monumentales. Por lo tanto, debe leerse con atención, reflexión y devoción.

También es esencial comenzar desde el principio y leer hasta el final del libro sin saltarse ninguna parte del material. Dado que las ideas que se presentan aquí se desarrollan a lo largo de varios capítulos, si el lector no se familiariza con toda la obra, po- drían surgir malentendidos.

Cuando se toma por primera vez un libro nuevo, suele sen- tirse una gran tentación de revisar la tabla de contenido, encontrar un capítulo que parezca interesante y comenzar a leer allí. Dado que muchos creyentes no están bien familiarizados con este tema, los resultados de tal lectura podrían ser engañosos. Con esto en mente, quiero invitar a todos los lectores serios a estudiar a fondo la información presentada aquí antes de que formen sus conclusiones.

Algo que también se debe mencionar es que se requiere una revelación espiritual para entender el contenido de este libro. Ya que vamos a investigar la verdad de Dios que se encuentra en las Escrituras, debemos buscar la revelación divina. Debido a la capacidad insuficiente de la mente humana para conocer a Dios de manera independiente, cuando queremos entender Su voluntad, debemos confiar en Él para que nos ilumine.

Entonces, me gustaría animarlo a leer estas páginas con una actitud de oración, y que abra su corazón y su mente a Jesús para que Él pueda revelarle Su verdad. Por supuesto, este libro no es más que un esfuerzo humano; sin embargo, oremos juntos para que Dios lo use con el fin de revelar aún más de Sí mismo y Sus propósitos en la Tierra.

D.W.D.



Capítulo 1
Venga Tu Reino

Cuando Jesucristo vuelva en Su gloria, no será el fin de la historia de la Tierra actual. El plan de nuestro Señor no es regresar momentáneamente, llevarse a los creyentes al cielo y dejar la Tierra para, luego, ser destruida por el fuego. De hecho, Dios todavía tiene planes para esta Tierra. Después del regreso de Je- sús, tiene la intención de establecer un reino aquí. Su autoridad y su Reino, centrado en Jerusalén, la tierra de Israel, se establecerá sobre todos los que habitan en la Tierra. Ese reinado se extenderá por mil años y, por ello, se le conocerá como “el Milenio”.

Reinará sobre las pocas personas que sobrevivan al perío- do de la Tribulación. Inicialmente, el número de personas en la Tierra será́ muy pequeño, debido a los juicios de los últimos días de la Tribulación, pero ese número crecerá rápidamente, ya que no habrá guerras y, sin duda, no habrá plagas ni muchas enferme- dades durante el Milenio. En este caso, no estamos hablando de la Iglesia o de los creyentes, sino de personas “normales” que, por la misericordia de Dios, sobrevivirán a Sus juicios en la Tierra.

Jesús no solo reinará en esta Tierra durante mil años, sino que los cristianos también estarán involucrados en este reinado. Aquellos que se han preparado, reinarán con Él (Ap 20:4). Muchos creyentes tienen sus corazones y mentes enfocados “en el cielo”, pero Dios aún no ha terminado Su obra en esta Tierra.

Aunque es bueno “poner la mira en las cosas de arriba” (Col 3:2), debemos estar conscientes y enfocarnos en lo que Dios está planeando. Necesitamos entender lo que realmente va a pasar. Después del regreso de Jesús, Su plan es pasar mil años más en esta Tierra. Solo después de este reinado milenial, habrá “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Apocalipsis 21:1), que es lo que muchos consideran “el cielo”.

A la luz de los hechos anteriores, tal vez, como cristianos, deberíamos reconsiderar nuestras creencias actuales sobre la Tie- rra y cuál debería ser nuestro papel en ella. Quizás deberíamos abandonar nuestra filosofía escapista e imaginar que Dios aún no ha terminado la obra en la Tierra, ni en nosotros. No me refiero a un nuevo plan para mejorar el medio ambiente o para poner fin a la guerra nuclear. Tampoco estoy recomendando ninguna acción social para mejorar la situación actual. Lo que propongo es que los creyentes se preparen para la próxima fase del plan de Dios para la Tierra de hoy: el Reino venidero.

Me imagino que hay algunos que no creen en un Reino fu- turo o que piensan que este ya existe aquí hoy o, incluso, que ya ha venido y se ha ido. Pero abordar estas dudas, conceptos erróneos o poca comprensión, es algo que realmente está fuera del alcance de este libro.

Basta decir que puede haber personas que no vean un Rei- no milenial (1000 años) en las Escrituras en el que Satanás será atado (Ap 20:3-7), lo que ciertamente aún no ha sucedido; en el que Jesucristo estará reinando sobre las naciones, con cetro de hierro, y ellas serán infinitamente obedientes a Su voluntad (Ap. 19:15); en el que el niño lactante jugará en la cueva de la serpiente, y los lobos se acostarán con los corderos (Is 11:6-8); en el que los hombres con- vertirán sus espadas en barras de arado y sus lanzas en podadoras; en el que no habrá más guerras (Is 2:4); en el que Cristo reinará físicamente en la Tierra (1 Cor 15:25; Ap 20:6; Is 24:23), dividiendo la Tierra de Israel entre las doce tribus (Ez 48) y reconstruyendo el Templo (Ez 40-43; Zac 6:12-13). Si estas personas no ven un Reino de Cristo, físico y terrenal, entonces no sé cómo convencerlas. No hay forma de probar nada sobre las Escrituras, si la persona no está abierta a ello.

Sin embargo, si hay quienes no están seguros de estas ver- dades y están genuinamente interesados en una mejor comprensión del Reino venidero de Dios, a esos les sugiero que vayan a una buena librería cristiana, compren algunos libros de autores que creen literalmente en la Biblia, tal como está escrita, y estudien un poco. También se incluye una lista parcial de las Escrituras sobre el Reino al final de este libro, para el estudiante de la Biblia devoto. Ellos (los creyentes) reinarán sobre la Tierra con Él durante mil años (Ap 5:10; 20:6).

Con el Reino terrenal de Jesucristo, se cumple la promesa de Dios al rey David de que no faltaría alguien de su linaje para sentarse en Su trono (2 Sam 7:12; Jn 7:42); además, se cumple el mandato de Dios a Adán para que gobernara sobre la Tierra (Gén 1:28); el reposo sabático para el pueblo de Dios (Heb 4:1); el día del Señor (1 Tes. 5:2); y más, mucho más. Qué bendición es el hecho de que nosotros, el pueblo de Dios, podamos ser parte de ese reinado con Él. La participación de los creyentes en el Reino milenial de Cristo es una de las partes más pasadas por alto del Evangelio. Muy a menudo nos saltamos este tema y nos enfocamos en ir al cielo, a la eternidad.

Sí, debemos poner nuestra mira en las cosas de arriba, y es cierto que nuestra recompensa está reservada para nosotros en el cielo, pero la Biblia enseña que cuando Jesús regrese, traerá estas recompensas con Él (Ap 22:12). No estoy sugiriendo que llenemos nuestras mentes con cosas terrenales, sino que nos preparemos para traer cosas celestiales a la Tierra. Esto es parte del Evangelio. El reinado de Cristo es una parte indispensable de la razón por la cual Él vino y de lo que aún debe hacer. Y nuestro papel en este plan es de suma importancia. La idea de la venida de este Reino es tan importante en el Evangelio que, cuando Jesús enseñó a Sus dis- cípulos a orar, la primera petición que hizo fue: “Venga tu Reino... como en el cielo, así también en la tierra” (Mt 6:10).

Debe ser significativo para nosotros que lo primero que nuestro Señor nos enseñó a pedir fue por la llegada del Reino de Dios a la Tierra. Además, una gran cantidad de parábolas que en- señó trataban de la venida del Reino y lo describían. Ciertamente, no debemos tratar este asunto como si no tuviera importancia o consecuencias. Además, como se acerca el regreso del Señor, esto es algo que todos los hijos de Dios deben considerar con seriedad y detenimiento.

No hay forma de que el pueblo de Dios evite el Reino. Es parte del plan de la Tierra, en el que todos participaremos, de una forma u otra. La sorprendente verdad, pero no ampliamente anun- ciada, es que lo que hacemos hoy tiene mucho que ver con cual será nuestro papel en el Reino venidero. No importa la edad que tengamos, nuestro tiempo en la Tierra no está por terminar. Toda- vía tenemos, al menos, mil años para trabajar juntamente con el Señor para el cumplimiento de Sus propósitos en este mundo.

Nuestra fidelidad, nuestra diligencia y, de hecho, toda nuestra forma de vivir en este mundo actual, serán los factores determinantes del papel que nos dará Cristo en Su Reino cuan- do regrese. ¿Podría esto ser una sorpresa? Incluso en este mun- do, la gente otorga puestos de responsabilidad y honor a quienes son buenos trabajadores y demuestran ser dignos de confianza. ¿No dijo Jesús que recompensará a cada uno según sus obras? (Ap 22:12, 1 Co 3:14). Eso es exactamente lo que hará.

Teniendo esto en cuenta, en los siguientes capítulos exami- naremos varios aspectos del Reino que tienen gran relevancia para nosotros hoy. Muchas de estas verdades pueden parecer alarman- tes, pero les pido, por su propio bien, que no cierren su mente a ellas. Después de leer este libro, examine las Escrituras por sí mis- mo para ver si estas cosas son ciertas. De ninguna manera se deje convencer por un individuo, aunque tenga buenas intenciones, sin antes estudiarlo profundamente.

El Reino venidero tiene mucho que ver con usted, y nadie más puede cambiar su participación en él. “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. (Rom 14:12).

“Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occiden- te, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cie- los; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”. (Mt 8:11,12).

Fin del Capítulo 1

Use los siguientes hipervínculos para leer otros capítulos

ÍNDICE

Capítulo 1: Venga tu reino

Capítulo 2: Los dos "reinos"

Capítulo 3: Una breve cronología

Capítulo 4: El día del Señor

Capítulo 5: En el comienzo

Capítulo 6: El fracaso del hombre

Capítulo 7: El reino de Dios está entre vosotros

Capítulo 8: "Señor, Señor"

Capítulo 9: Una recompensa justa

Capítulo 10: Perdón y juicio

Capítulo 11: El hijo varón

Capítulo 12: Viviendo en la victoria

Capítulo 13: Obras de fe

Capítulo 14: Una palabra de aliento

Conclusión